China, Siglos XV a XIX

En el siglo XV habían terminado los grandes movimientos de pueblos en Asia central que perturbaron por tanto tiempo la historia china (como también la de la India y Persia). Al término del dominio mongol, se afirmó la dinastía Ming, que se mantuvo en el poder hasta el siglo XVI. Fue un período en el que se revivió la expansión imperial de las antiguas dinastías (por Corea, Indochina y Mongolia), y en general, incluso en la cultura y el arte, se produjo una vuelta a los modelos clásicos. Pero esta época de clasicismo se malogró por una nueva intervención de los bárbaros de la periferia. Esta vez fueron los manchúes quienes acabaron con la dinastía, imponiendo la suya propia, la Tsin (principios del siglo XVII) y adoptando con todas sus consecuencias la superior y secular cultura china.

La Dinastía Ming.

La descomposición del Imperio se aceleró en el siglo XIX. Los colonialistas europeos penetraron por esta época en el país en busca de materias primas y mercados. Gran Bretaña cultivaba opio en la India y obligaba a China a adquirirlo. Cuando el gobierno imperial quiso sacudirse tan pesada servidumbre, los ingleses desencadenaron las llamadas guerras del opio (1839-1842), tras las cuales se adueñaron de parcelas de China, donde pudieron comerciar al margen de toda fiscalización del gobierno. Con el tiempo, otras potencias europeas implantaron «concesiones» parecidas, que sumieron a China en la explotación y la corrupción, las cuales no cesaron con la caída de la monarquía y la proclamación de la república (1911).

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