El Arte Asirio

A pesar de que en 1800 a.C. Assur ya había empezado a despuntar, el poder de Babilonia la mantuvo en un segundo plano, hasta que en los siglos XIV y XIII a.C. emergió como una potencia política y cultural de extraordinaria personalidad. Encabezados por Assurna-sirpal II (883-859 a.C.) y Salmanassar III (858-829 a.C.), los asirios constituyeron un poderoso imperio que posteriormente se consolidaría con Assurbanipal, y que perduró hasta la caída de Assur en el año 613 a.C.

La arquitectura asiria se mantuvo dentro de los esquemas definidos por las anteriores culturas mesopotámicas, especialmente la acadia, aunque otorgando una mayor planificación a sus complejos urbanos y grandes recintos palaciegos. Representativas de este período son las obras realizadas en tiempos de Assurnasirpal II en la ciudad de Kalakh (la actual Nimrud), presidida por la ciudadela y el palacio distribuido en torno a dos grandes patios. De este último cabe destacar los magníficos relieves del salón del trono, de acentuado carácter narrativo y detallista, y los monumentales toros antropomorfos o genios alados que flanqueaban las puertas para dar un aire solemne a las estancias principales una expresión propia y particular del arte asirio.

Volviendo a los relieves, se puede decir que en ellos se resumen las principales características del estilo asirio: el gusto por el relieve plano y el detalle, las figuras monumentales de volúmenes compactos, la utilización de falsas perspectivas y, por último, el empleo de un fabuloso mundo ornamental plagado de grifos, esfinges, genios alados, motivos geométricos y seres fabulosos como se evidencia en la Estatua de Assurnasirpal II, las Puertas de nalauwt y el Obelisco negro de Salnzanassar III de la ciudad de Kalakh.

En los siglos VIII y VII a.C. el arte asirio vivió su momento de máximo esplendor, sobre todo con el reinado de Sargón II que estableció su capital en Dur Sharrukín (la actual Jorsabad), donde mandó erigir una ciudad de planta cuadrada delimitada por una poderosa muralla. En el centro se elevaba la ciudadela, con el suntuoso palacio real, embellecido con magníficos toros alados, zócalos y frisos de ladrillo vidriado con escenas de caza, de guerra y palatinas destinadas a glorificar las hazañas reales, y los principales templos.

Auténticos maestros en el arte de la escultura y el relieve fueron los artistas asirios Representativos son el Toro alado procedente de lorsabad.

Cerca del palacio se alzaba el gran ziggurat, al que se ascendía por una rampa helicoidal. De los siglos IX y VIII a.C, respectivamente, son los relieves procedentes del palacio de Assurbanipal y de los palacios de Nínive, considerados las obras maestras del arte asirio por su excepcional fuerza expresiva, el realismo que los artistas supieron imprimir a las escenas de cacería y de guerra, el tratamiento naturalista de los animales y las imaginativas fórmulas compositivas de los frisos (Assurbanipal matando un león y la célebre Leona herida).

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