El Ritmo Musical

Los elementos externos e internos de la música son interdependientes y forman un conjunto con una función que, si actuasen por separado no tendrían. Se ha mencionado con anterioridad que las cualidades físicas del sonido (duración, altura, intensidad y timbre) generan los elementos internos de la música: ritmo, melodía, armonía-textura, dinámica, así como su posible combinación y organización.

El ritmo es uno de los elementos esenciales de la música. Sus orígenes son tan antiguos como los del hombre. Ésta es la razón por la que siempre ha sido parte integrante de las formas de expresión humana.

Se trata de un elemento que produce un efecto directo e inmediato y se capta de modo instintivo, quizá porque está inmerso en la naturaleza. Muchos de los fenómenos de la naturaleza son cíclicos, se repiten periódicamente y tienen momentos culminantes y momentos de reposo, como, por ejemplo, las estaciones del año, el día y la noche, las mareas o las olas. También muchos movimientos del cuerpo humano están relacionados con ritmos básicos: los latidos del corazón, la circulación de la sangre y los actos de andar, hablar, etc. Todos ellos comportan la ordenación del tiempo y, por tanto, la existencia de un ritmo. No es extraño, pues, que al oír un ritmo musical el cuerpo humano reaccione de inmediato, a veces de modo casi imperceptible, pero otras de forma más visible.

El ritmo nace de la relación entre el timbre del instrumento, la intensidad y la duración de los sonidos. Los sonidos que se suceden en el tiempo conforman el ritmo, que puede ser regular (ordenado y repetido) o irregular. Ahora bien, en cualquier caso, todo ritmo está estructurado por sonidos ordenados. El ritmo es, pues, la ordenación de las duraciones de los sonidos y de los silencios en el tiempo. Como la música es un arte temporal, el ritmo constituye una de las formas básicas de organizar el tiempo musical, es decir, de ordenar los sonidos según su duración y sus acentos.

Duración-Ritmo

El ritmo, a pesar de ser tan antiguo como el hombre, no fue transcrito con una notación musical hasta la segunda mitad del siglo XII, lo que supuso un avance muy importante. Las figuras musicales son un sistema de representación convencional de la duración de los sonidos. Contienen una información cuyo significado es preciso aprender para descifrarlas.

Ritmo, Medida y Tiempo

La unidad de medida utilizada en música es la pulsación. Recibe también el nombre de pulso. Es el latino regular y constante que hay bajo la música, como un corazón cualquiera sobre el cual se construye el ritmo. Esta es la razón de que en muchas ocasiones, al vivir la música que se escucha, se mueva el pie de modo inconsciente. Pero no sólo la música tiene pulsación. Hay otros elementos que «laten» con regularidad: el intermitente de los coches, el croar de las ranas, el parabrisas etc.

Hay pulsaciones más lentas y otras más rápidas. Es decir, tienen diferentes velocidad. El tiempo o movimiento es la velocidad de pulsación musical. Se mide con un aparato llamado metrónomo, que marca el número de latidos o pulsaciones por minuto, desde 40 (muy lenta) hasta 208 (muy rápida). Se indica al principio de una partitura mediante el número y unas palabras en italiano:

  • Presto: Muy rápido
  • Allegro: Rápido
  • Andante: Medio
  • Adagio: Lento
  • Lento: Muy lento
El Metrónomo
El metrónomo determina la medida de tiempo o velocidad con la ayuda de un péndulo provisto de un peso, que se desliza por él. Inventado por Winkel, un alemán residente en Amsterdam, sin embargo fue patentado por su compatriota Johann N. Malzel que lo construyó en 1816.

Estas anotaciones determinan el carácter de la obra musical, su expresión o sentimiento, o lo que es lo mismo, la personalidad de la pieza musical. Con ella el autor refleja los sentimientos de ternura, alegría, tristeza, enojo, etc., que imprime en su composición. Además hay unas indicaciones de movimiento que sirve para expresar cambios en la pulsación de la obra:

  • Accelerando: De – a + rápida
  • Ritardando: De + a – rápida

Una pulsación puede marcarse con una figura musical, que represente la unidad (blanca, negra, corchea), y un tiempo metronómico (80, 90, 100), que indique la velocidad de la pulsación y la duración de la figura. Por tanto, es posible obtener pulsaciones de la blanca, negra o corchea a diferentes tiempos o velocidades. Así, cada pulsación es susceptible de ser ampliada en pulsaciones más lentas o subdividida en pulsaciones más rápidas. Si se divide en dos, se obtiene la subdivisión binaria; en tres la ternaria y en cuatro la cuaternaria. La subdivisión en tres de cada una de las pulsaciones de compás simple binario (2 pulsaciones), ternario (3 pulsaciones) y cuaternario (4 pulsaciones) genera los compases compuestos binarios, ternarios y cuaternarios.

El Acento

Cuando una pulsación destaca sobre las restantes es que se encuentra acentuada y se indica con un acento (>). La pulsación sin acentos es muy monótona y, por tanto, los acentos e reparten regularmente a lo largo de la composición. Los principales tipos de acentuación son:

  • Binaria: se acentúa una de cada dos pulsaciones.
  • Ternaria: se acentúa una de cada tres pulsaciones .
  • Cuaternaria: se acentúa una de cada cuatro pulsaciones.

Estos acentos normalmente no se escriben en la partitura porque  podrían confundirse con los signos musicales. En su lugar se utiliza el compás y representación gráfica -indicador de compás y líneas divisorias-. A menudo, no siempre, este coincide con los acentos. El compás es la medida de tiempo que divide el ritmo musical en fragmentos de la misma duración. Es decir, reparte los acentos de modo regular y ordena el ritmo. La diferencia entre compás y ritmo estriba en que el compás es una forma artificial de dividir en fragmentos iguales una pieza musical con el fin de determinar la duración de los diferentes sonidos, mientras que el ritmo es un elemento natural de la música. Una música puede existir sin compás, pero no sin ritmo. El compás se indica al comienzo de la partitura, después de la clave, con dos cifras en forma de quebrado.

La pulsación que se acentúa es la primera después de cada línea divisoria. De ello resulta un contraste entre pulsaciones fuertes -la primera- y débiles -las restantes-. La periodicidad con que aparece la pulsación acentuada determina los tres tipos de compases simples y compuestos.

El Obstinato Rítmico

Se trata de un procedimiento muy utilizado por los músicos. Consiste en repetir un patrón rítmico con insistencia en la acentuación durante la composición. Sirve de acompañamiento a canciones y obras de mayor envergadura y marco los patrones para la improvisación, desde la más simple hasta la más elaborada.

La Métrica y la Irregularidad en la Acentuación

Tomando como base el latido constante de la pulsación, el ritmo se ordena mediante unos acentos que se repiten en intervalos regulares. Esta acentuación rítmica periódica es el compás. Hay diversos tipos de compases según la situación del acento (cada dos, tres o cuatro pulsaciones). La métrica tiene en cuenta la estructura de los compases según el acento, así como las diferentes figuras y sus relaciones. La duración de las figuras es un valor relativo. El metrónomo marca tiempos rápidos y tiempos más lentos. Por tanto es el instrumento que determina cuanto dura una blanca en un tiempo muy rápido o una negra en una lento. Esta es la explicación del porqué no dura lo mismo una blanca en un presto que en un adagio.

Hay que diferenciar ritmo de métrica. El ritmo existe por sí mismo. La métrica, en cambio, es una creación del cerebro humano. El compás y todo cuanto con ella se relaciona ha sido ideado para servir al ritmo. Cuando ritmo y métrica van asociados, el primero representa el contenido y la segunda el continente. Por ejemplo, en la escritura musical, las notas y las pausas corresponden al ritmo, mientras que las indicaciones de compás y las líneas divisorias pertenecen a la métrica. Sin embargo, hay veces en que ambos no van asociados o cambian. Se obtiene entonces una música con irregularidad en la acentuación. Este es un recurso que con frecuencia utilizan los compositores para dotar de mayor expresividad a la música, ya que con acentuación regular a veces resulta monótona. Entre los recursos más utilizados para crear una irregularidad en la acentuación, destacan los cambios de compás constantes o repentinos (binario-ternario); los compases de amalgama (suma de binario y ternaria) o las síncopas y los contratiempos (acentuar los tiempos o partes de los tiempos débiles en vez de los fuertes).

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