Hispanoamérica tras la Independencia

Sudamérica

Bolívar había soñado con una gran República sudamericana, pero ese ideal murió con él, y la Gran Colombia se disgregó en 1830 para dar nacimiento a Venezuela, Colombia y Ecuador. Bolivia fue fundada por Sucre, y Chile vio sacudida esta etapa por las luchas entre liberales y conservadores. La trayectoria del Perú durante el siglo XIX fue muy accidentada, ante todo por cuestiones de fronteras, que ya dieron lugar a disputas cuando Bolívar era árbitro de la política andina, y que llevaron a enfrentamientos con Chile. Cuando este país y Bolivia rompieron hostilidades a propósito de las concesiones salitreras, el Perú se vio arrastrado a la llamada guerra del Pacífico (1879-1883). Vencedores los chilenos, cerraron definitivamente a Bolivia la salida al mar y arrebataron al Perú Tarapacá y Arica.

Batalla de Tarapacá.

El antiguo virreinato del Plata se dividió en tres Estados: Paraguay (1811), donde ejerció una larga dictadura el doctor Francia; Uruguay (1828) y Argentina (1816). Esta última, después de una época de agitación, cayó bajo la dictadura del general Rozas (1829-1852), tras la cual se volvió a la situación de enfrentamientos, que concluyeron con la adopción de la Constitución de 1860. Con las presidencias de Mitre y Sarmiento, se inició una época de desarrollo de las actividades agropecuarias y de notable auge comercial. El Brasil, independiente en 1825 bajo el emperador Pedro I, de la casa portuguesa de Braganza, derribó la monarquía en 1889 e instauró una república federal.

México

Tras la caída de Iturbide (1824), la república federal fue regida por una sucesión de generales que practicaron el caudillismo en medio de una situación que no lograba estabilizarse. El general Santa Anna, uno de los que depusieron a Iturbide, se alzó con la dictadura y anuló el federalismo. Después de la proclamación de la independencia de Texas (1836), una serie de enfrentamientos armados con Estados Unidos concluyó con el tratado de Guadalupe-Hidalgo (1848), que consagró la pérdida de la mitad del territorio mexicano. Sus compañeros de armas derribaron a Santa Anna en 1854. Benito Juárez, a quien correspondía constitucionalmente la presidencia, hubo de librar una lucha armada con sus rivales para hacer valer sus derechos (1858-1861), y una vez alcanzada la suprema magistratura introdujo una serie de reformas encaminadas a contrarrestar la influencia de la Iglesia, lo que disgustó a los sectores conservadores.

Independencia de Texas en 1836.

Cuando varias potencias europeas intervinieron en 1861 para forzar el pago de la deuda exterior de México, Napoleón III aprovechó la coyuntura para mantener un ejército francés en el país e instaurar una monarquía al frente de la cual puso al archiduque Maximiliano de Austria. Pero éste, que era liberal, desagradaba a los conservadores, y la monarquía impuesta ofendía los sentimientos nacionales. Maximiliano se sostuvo mientras contó con el apoyo francés, pero al cabo fue depuesto y fusilado (1867). Se restauró la república y continuaron las reformas de Juárez.

En 1877 se inició la etapa llamada porfiriato, por ocuparla la figura del general Porfirio Díaz, quien en 1890 modificó la constitución para poder ser reelegido indefinidamente. Aunque su dictadura abortó el progreso democrático del país, pues se puso al servicio de intereses oligárquicos, atrajo capitales extranjeros y fomentó el desarrollo económico y la modernización general.

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