Tegumentos de los Animales

El conjunto de los tegumentos, o revestimientos, de todos los animales forman los tejidos, es decir la dermis y la epidermis.

Entre los invertebrados estos tejidos mantienen la misma estructura, presentando variaciones en el color a causa de los distintos pigmentos que los impregnan o bien algunas formaciones simples, como pueden ser repliegues cutáneos o pelos más o menos modificados. Algunos grupos, como los gusanos poliquetos, se caracterizan por la presencia de estos pelos, que reciben el nombre de quetas, y las larvas de muchos insectos aparecen recubiertas de largos pelos sedosos.

Los vertebrados, en cambio, poseen unos tegumentos mucho más desarrollados y además con gran número de transtormaciones y elementos adicionales.

GERARDO DE CREMONA
Científico italiano (1114-1187). Se estableció en Toledo, desarrollando allí su actividad. Hizo numerosas traducciones del árabe al latín de textos científicos de la antigüedad (Aristóteles, Galeno, Avicena y otros), siendo uno de los eruditos más prolíficos en este campo durante toda la Edad Media. Fundó las bases de la escolástica científica y médica medieval.

Glándulas Tegumentarias

La piel de muchos vertebrados presenta diversas glándulas de origen epidérmico, pero que se encuentran situadas en la dermis. Algunas de ellas son: las sudoríparas de los mamíferos, abundantes en algunas especies y muy escasas en otras. Las glándulas tienen una doble función: por un lado sirven para eliminar sustancias de desecho y, por otro, desempeñan un importante papel termorregulador. Algo más complejas son las glándulas sebáceas que producen sebo, cuyo objeto es lubricar la piel. Muy características de los mamíferos son las glándulas mamarias, que aunque están presentes en los machos y en las hembras sólo en estas últimas son funcionales y producen una secreción de composición variable según las especies, la leche, que sirve para alimentar a las crías durante las primeras fases de su desarrollo. Las glándulas odoríferas tienen una función principalmente comunicativa, para repeler a posibles agresores o informar a congéneres sobre la presencia o el estado fisiológico de un individuo.

Las glándulas venenosas suelen estar conectadas a estructuras específicas que sirven para aplicar el veneno (dientes huecos en las serpientes, púas y espinas en peces y algunos mamíferos, etc.), aunque en otros casos (por ejemplo en muchos anfibios) simplemente vierten su secreción en la piel. En los peces existen las glándulas mucíparas, que producen una mucosidad protectora que recubre las escamas y todo el cuerpo del animal. En las aves, sobre todo en las acuáticas, es muy importante la glándula uropigial, que secreta una materia grasa que sirve para impermeabilizar el plumaje.

Estructuras Derivadas del Tegumento

El tegumento de los vertebrados produce estructuras muy diferenciadas que complementan las funciones protectoras del tejido epidérmico y algunas de ellas participan en otros sistemas orgánicos, como es el caso de los dientes.

Las escamas de los peces son estructuras de origen óseo que en el caso más sencillo aparecen como dentículos dérmicos, característicos de los condrictios (tiburones, rayas, etc.). Estos dentículos tienen el aspecto de pequeños dientes y la piel los produce de modo continuo de manera que los nuevos sustituyen a los que ya se han desgastado. En los tiburones, los dientes de la boca son dentículos dérmicos que presentan un desarrollo superior al de los restan tes del cuerpo. En los otros peces, como los osteíctios, las escamas son estructuras aplanadas, en unos casos elípticas (escamas cicloides) y en otros con un borde posterior dentado (escamas ctenoides).

Las escamas de los tetrápodos se forman por un engrosamiento de naturaleza córnea, de la epidermis, que aparecen en unos pocos anfibios, en las patas de las aves y en la cola de algunos mamíferos, pero donde alcanzan mayor desarrollo es en los reptiles. En éstos cubre por completo el cuerpo y es frecuente que el animal cambie la piel a intervalos regulares (muda) con objeto de poder crecer. El caparazón de las tortugas es también de la misma naturaleza.

Las plumas de las aves proceden evolutivamente de las escamas de los reptiles y se generan en la epidermis. Hay tres tipos: plumas en sentido estricto (formadas por un eje llamado raquis y una serie de ramificaciones laterales, las barbas, que a su vez se dividen en otras más pequeñas, las barbillas), plúmulas (carentes de raquis y de aspecto algodonoso, formando el plumón) y filoplumas (reducidas a un largo filamento cuya función es, generalmente, táctil). Las plumas se disponen en determinadas zonas del cuerpo y se alternan con otras desprovistas de ellas. Hay que distinguir también entre aquellas que cubren de modo general todo el cuerpo, las plumas cobertoras, y las plumas remeras y timoneras, situadas en las alas y en la cola, que contribuyen decisivamente al vuelo.

Los pelos de los mamíferos son estructuras filamentosas de naturaleza queratinosa y de origen dérmico, que se generan en el interior de una bolsa (folículo) situada en la piel. Ademas de proporcionar al animal su color característico, su función principal consiste en actuar de aislante térmico, lo que contribuye eficazmente a regular la temperatura en el interior del cuerpo. Así queda protegido contra las bajas temperaturas, porque impiden el enfriamiento y que escape el calor generado por el organismo. Ademas, cuando las temperaturas son muy altas, evitan que el calor alcance el cuerpo.

Las unas son formaciones más o menos duras que parecen en los dedos de la mayoría de los vertebrados terrestres, aunque entre los anfibios son muy escasas. Se forman en la epidermis. En algunos animales, principalmente los carnívoros, adquieren gran dureza y se curvan para poder sujetar las presas. Entre los mamíferos fitótagos es frecuente que se produzca una reducción en el número de dedos y que las uñas se conviertan en una estructura de apoyo para la pata, el pesuño.

Los cuernos, excepto los de los ciervos que son de origen óseo y por tanto no se incluyen aquí, son formaciones de la piel que se presentan en dos variedades. En unos casos (por ejemplo los antílopes y los bóvidos) son estuches córneos que nacen a partir de la epidermis sobre una protuberancia ósea del cráneo. En otros, como los rinocerontes, se originan a partir de pelos agrupados y revestidos por una cubierta de queratina.

Los dientes nacen de la epidermis y salvo en los mamíferos, donde se especializan, presentan un aspecto similar tanto en los peces como en los anfibios y reptiles, aunque algunos de estos últimos tienen dientes muy desarrollados. Sólo las aves y las tortugas carecen de ellos y poseen en su lugar un pico, que es una estructura córnea. El diente de los mamíferos consta de una cavidad interior, denominada pulpa con nervios y vasos sanguíneos y un armazón de dentina, una sustancia de naturaleza similar al hueso. Esta última está recubierta de esmalte en la zona del diente expuesta al exterior y de cemento en la parte donde se inserta en la mandíbula. Hay varios tipos de dientes: incisivos (cortantes), caninos (afilados y muy desarrollados en los carnívoros, los colmillos) y molares y premolares (aplanados y aptos para triturar el alimento). Cada especie, dependiendo de su régimen alimenticio, presenta una mayor o menor cantidad de dientes.

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